![]() |
Los episodios de precipitaciones máximas están ligados a factores tanto de escala sinóptica como mesoescalar. La escala sinóptica delimita, a grandes rasgos, el área de precipitaciones máximas, mientras que la mesoescala focaliza dichos máximos de precipitación. En todo caso, es la actuación acoplada de ambos factores, sinópticos y mesoescalares, lo que determina que se produzcan dichos episodios.
La orografía es uno de los factores mesoescalares más importantes. El forzamiento orográfico provoca la liberación de la inestabilidad condicional latente de las burbujas o la inestabilidad potencial de los estratos de capa baja. La orografía, además, puede producir convergencia de flujos en niveles bajos y, por lo tanto, ascensos, así como condicionar la propagación de las células convectivas.
El efecto de la orografía, debido a su acción permanente, termina por ponerse de manifiesto tanto en los mapas anuales de precipitaciones medias como en los de precipitaciones máximas.
Para describir la distribución espacial de la precipitación máxima esperada, en 24 horas, para los distintos períodos de retorno prefijados, hemos ajustado la función de distribución de Gumbel a las series de valores máximos anuales de precipitación, en 24 horas, correspondientes a cada una de las 81 estaciones pluviométricas seleccionadas de la red del Instituto Nacional de Meteorología, en Asturias.
Aparte del interés evidente que tiene saber hasta cuánto puede llover en un día en un lugar determinado, estos valores constituyen también uno de los índices más significativos del régimen pluviométrico.
Hay que advertir que la longitud de las series utilizadas oscila entre los 20 y los 44 años, claramente insuficiente para obtener distribuciones de frecuencias estables. Esto se evidencia sin más que examinar las series correspondientes a las estaciones de Presa de la Barca y Valle de Tablado. En Presa de la Barca, con una longitud de 30 años, el valor más alto de precipitación es 203.7 mm, mientras que el segundo valor más alto es 77.5 mm.
Por otra parte, el dato de precipitación máxima en 24 horas registrado por un pluviómetro, fiel reflejo de la precipitación local, no es extrapolable más allá de unos pocos kilómetros, dependiendo del tipo de precipitación, de las condiciones en que las mismas se producen y del entorno geográfico.
Por todo ello, los valores que muestran los mapas deben considerarse como estimaciones de la precipitación máxima en 24 horas. De todas formas, creemos que los resultados reflejan correctamente las principales características de la distribución de las precipitaciones máximas en 24 horas.
Se observa que los valores máximos y mínimos están asociados íntimamente a la orografía. Así, vemos que al norte de la Sierra del Cuera y sus estribaciones hasta el Sella y Monte Sueve, en pleno litoral, se encuentran los valores máximos de precipitación. Valores similares sólo se encuentran en los Picos de Europa. Otros máximos secundarios se sitúan a lo largo de la cordillera Cantábrica y las Sierras de Rañadoiro, Bobia y Tineo.
Los valores mínimos corresponden a zonas "apantalladas" por la orografía. Es el caso de la cuenca media del Narcea (al abrigo de las Sierras de Rañadoiro y Tineo y de la cordillera Cantábrica), de la cuenca media del Navia, a la altura de Grandas de Salime (al abrigo de la Sierra de Bobia), o de la confluencia de los concejos de Ayer, Mieres y Lena (al oeste de la Sierra del Aramo y el Macizo de Peña Ubiña).
Hemos intentado caracterizar, en la medida de lo posible, una serie de entornos sinópticos, los más frecuentes, en los cuales se pueden producir precipitaciones máximas, determinando las principales zonas afectadas y el papel que juega la orografía en los mismos. Esto nos parece importante desde el punto de vista de la predicción operativa, ya que la escala sinóptica delimita, a grandes rasgos, el área en que es más probable que se produzcan precipitaciones máximas.
En las situaciones correspondientes a DANA´s, la zona de mayor precipitación está determinada principalmente por el entorno sinóptico. La mayor precipitación se produce en la zona donde los ascensos asociados a la DANA coinciden con un flujo marítimo, y, por lo tanto, húmedo, en superficie.
Aunque las precipitaciones más cuantiosas están asociadas a convección profunda, también se producen elevadas cantidades de precipitación con convección de escaso desarrollo vertical, llamada convección de tipo "cálido". En este tipo de situaciones, de tipo "cálido", los máximos de precipitación se producen, preferentemente, donde el forzamiento orográfico es máximo.
También en las situaciones de borrasca fría, las mayores cantidades de precipitación se producen allí donde el forzamiento orográfico experimentado por el flujo húmedo de niveles bajos es máximo. Así, el norte de las Sierras de Bobia y Rañadoiro son zonas de máximos de precipitación con flujos del cuarto cuadrante. Sin embargo, los máximos se producen al norte de la Sierra del Cuera cuando el flujo en niveles bajos tiene una importante componente Norte.
En las situaciones del SW, típicas de otoño y de invierno, los máximos se producen en la Sierra del Rañadoiro, cuya disposición es casi perpendicular al húmedo flujo atlántico. Más al Este, la precipitación disminuye rápidamente, apantallada por la citada sierra del Rañadoiro y por la cordillera Cantábrica.
La distribución de las isoyetas en las situaciones del NW, de otoño e invierno, es muy parecida a la del mapa de precipitación media anual, ya que las precipitaciones están asociadas, en gran parte, a dichos vientos oceánicos. En este tipo de situaciones la cantidad de precipitación es significativa en todo Asturias, si bien los máximos se sitúan en las zonas de mayor forzamiento orográfico: norte de las Sierras de Rañadoiro y de Bovia, así como el tercio oriental de Asturias, desde la zona de Redes, en la Cordillera Cantábrica, hasta las sierras prelitorales de Cuera, del Sueve y de Fario.
Las zonas de menor precipitación son las situadas en el tercio central y curso alto del río Narcea, al abrigo de las sierras occidentales de Bovia, Rañadoiro y Tineo.
En las situaciones invernales del N se producen numerosas tormentas y granizadas, sobre todo en la zona costera. Sin embargo, las mayores precipitaciones se producen más hacia el interior, donde el forzamiento orográfico y el encauzamiento del flujo serán determinantes.
La orografía de la zona del Cuera es complicada en extremo. La Sierra del Cuera puede realzar la precipitación en su ladera norte, cuando un flujo incide perpendicular a la sierra con inestabilidad condicional latente, la cual se manifiesta una vez que las burbujas de aire, forzadas orográficamente, alcanzan el nivel de convección libre. Para que la precipitación sea elevada se necesita un entorno sinóptico con alto contenido de agua precipitable y de humedad relativa en niveles medios y bajos, y una persistencia significativa del flujo que incide sobre la sierra del Cuera. No es necesario que se genere convección profunda.
Sin embargo, hay otras veces en que los máximos de precipitación se producen en la ladera sur, a sotavento. El realce es, a veces, espectacular, multiplicándose por cuatro o por cinco, las precipitaciones recogidas en la ladera norte.
Este tipo de situaciones se puede producir en cualquier época del año, y tienen en común entornos sinópticos con alto contenido de agua precipitable y de humedad relativa en niveles medios y bajos, como, por ejemplo, los correspondientes a DANA´s o borrascas frías. La dirección del flujo en superficie está determinada por el curso de los ríos Deva, Cares y el río de las Cabras. Es por ello que estas situaciones tengan en común flujos del N o NE en niveles bajos.
El resultado es que la convergencia en niveles bajos al sur de la Sierra del Cuera es máxima, pudiéndose ésta intensificar mediante los microfrentes de salida de las células convectivas. Con la Sierra del Cuera al norte y la inmensa mole de los Picos de Europa al sur, con altitudes máximas superiores a los 2500 m., el aire húmedo e inestable es forzado a ascender de manera violenta.
Las precipitaciones también son elevadas en el Valle de Liébana, al poder penetrar el aire húmedo hacia el valle siguiendo el curso del río Deva.
En la mayoría de las situaciones se produce gran cantidad de tormentas y granizo, lo que implica convección profunda. Es en este tipo de situaciones cuando el realce de la precipitación es más acusado.
Como podemos observar, la orografía, es un factor mesoescalar de la mayor importancia. Por lo tanto es importante conocer de qué manera actúa, dependiendo de la situación sinóptica de que se trate, para poder incorporarlo a los análisis y diagnósticos meteorológicos, como un modelo conceptual más.
Finalmente, nos parece que la utilización de la climatología asociada a precipitaciones máximas, orientada a la identificación de zonas de "riesgo", es una herramienta de utilidad en labores de vigilancia y predicción meteorológicas.